Mientras Guatemala atraviesa una creciente ola de inseguridad, conflictos sociales no atendidos y una economía con señales de alerta, el presidente Bernardo Arévalo confirmó que esta semana enviará a una delegación oficial a Estados Unidos para abordar temas comerciales. Aunque el mandatario no será parte del viaje, el anuncio ha sido percibido por diversos sectores como una muestra más de su desconexión con la realidad nacional, ya que esta gira se suma a su constante agenda internacional en medio de crisis locales.
La comitiva será encabezada por el canciller Carlos Martínez y la ministra de Economía Gabriela García, quienes, según el gobierno, sostendrán reuniones para “fortalecer las relaciones comerciales” y mitigar los efectos de los aranceles del 10% impuestos recientemente por EE.UU. a productos guatemaltecos.
No obstante, el viaje se da mientras en el país persisten múltiples frentes sin atención: incremento de hechos violentos, desabastecimiento en hospitales, protestas de maestros en la capital y denuncias de censura a la prensa. A esto se suma el malestar de empresarios afectados por la falta de reacción oportuna ante las medidas arancelarias, que fueron impuestas hace ya más de un mes.
El Ministerio de Economía presentará un plan de acción ante autoridades estadounidenses, en compañía de una delegación empresarial de al menos 15 representantes del sector productivo. Sin embargo, para muchos analistas, este tipo de iniciativas llegan tarde y con escasa coordinación estratégica.
Mientras tanto, el presidente mantiene una narrativa internacionalista que contrasta con el abandono que perciben distintos sectores dentro del país. Su continua priorización de foros y giras al exterior, según señalan críticos, solo confirma que el enfoque de su administración parece estar más centrado en la imagen internacional que en los problemas urgentes de los guatemaltecos.