Crisis en el oficialismo: Samuel Pérez anuncia nuevo partido político mientras Semilla se fractura y Arévalo busca el camino a la reelección

Confusión, contradicciones y divisiones internas marcan la nueva etapa del oficialismo tras el colapso del partido Movimiento Semilla

La bancada oficialista enfrenta una profunda fragmentación política tras la confirmación del diputado Samuel Pérez, quien anunció que esta semana se llevará a cabo una conferencia de prensa para aclarar detalles sobre la creación de un nuevo partido político, iniciativa que, según él, cuenta con conocimiento y respaldo de toda la bancada, incluido el presidente Bernardo Arévalo.

¿Unidad o división? Discrepancias en el bloque oficialista

Aunque Pérez insiste en que no existe fractura dentro del oficialismo, la diputada Ivana Luján desmintió estar enterada de la conformación de un nuevo bloque, lo que evidencia fisuras internas. Cabe recordar que TVGT Noticias le consultó meses atrás sobre su vinculación con un nuevo partido, información que ella negó en su momento.

Las declaraciones cruzadas confirman lo que ya es un secreto a voces en los pasillos del Congreso: el partido Movimiento Semilla —suspendido y en proceso de cancelación— se ha desintegrado por completo, y ahora varias facciones buscan crear nuevos vehículos electorales para conservar su cuota de poder en el Legislativo o reinsertarse desde otras plataformas políticas tras dejar sus cargos en el Ejecutivo.

Arévalo, la CIDH y el artículo 27: ¿una ruta oculta hacia la reelección?

Este reacomodo político se da en paralelo a una serie de movimientos estratégicos desde el Ejecutivo. El presidente Bernardo Arévalo, junto a su círculo más cercano, habría solicitado una opinión consultiva a la CIDH, con el objetivo de declarar que la reelección presidencial es un derecho democrático y, por lo tanto, un derecho humano.

Este paso, combinado con la decisión del gobierno de retirar la reserva al artículo 27 de la Convención de Viena, busca dar prioridad a las normas internacionales por encima de la Constitución de Guatemala, que prohíbe de forma explícita la reelección presidencial.

Analistas sostienen que la jugada abre la puerta para revivir el cancelado Movimiento Semilla y convertir una eventual reelección en un acto jurídicamente protegido por instancias internacionales, aunque esto signifique pisotear la soberanía constitucional.