La historia de Alicia Matías Teodoro, la mujer que salvó a su nieta de morir calcinada durante la trágica explosión de una pipa de gas en Iztapalapa, conmovió al país entero. Sin embargo, la Secretaría de Salud de la Ciudad de México cometió un grave error al incluir su nombre en la lista de víctimas mortales del incidente. La familia desmintió la información y confirmó que Alicia sigue con vida, aunque en estado crítico con quemaduras en el 98% de su cuerpo.
La explosión ocurrida el pasado 10 de septiembre en la Calzada Ignacio Zaragoza, a la altura del Puente de la Concordia, dejó hasta ahora 19 víctimas mortales y más de 90 heridos. En medio de la tragedia, Alicia Matías, de 49 años, se convirtió en un símbolo de valor y amor incondicional al proteger con su cuerpo a su nieta, Azuleth, durante la explosión.
La Secretaría de Salud capitalina (Sedesa) publicó inicialmente su nombre en la lista de fallecidos, provocando confusión, dolor e indignación entre familiares y en redes sociales. Sandra Matías, hermana de Alicia, relató que la vio con vida en terapia intensiva en el Hospital Magdalena de las Salinas alrededor de las 12:30 de la noche, horas después de que se le reportara como fallecida.
Alicia se encuentra sedada todo el día para evitar el dolor, pues las quemaduras de tercer grado afectan prácticamente todo su cuerpo, incluyendo daños pulmonares y lesiones internas severas. El comunicado oficial publicado por Sedesa este 12 de septiembre admite el error, corrige la información y ofrece disculpas a la familia:
“La señora Alicia Matías Teodoro se encuentra con vida, en estado de salud grave, y está recibiendo atención médica integral y especializada (…) Lamentamos profundamente esta situación y ofrecemos una sincera disculpa a su familia”, indica el documento.
La indignación ciudadana se intensificó cuando internautas señalaron otro fallo grave: Sedesa consignó la edad de Alicia como 35 años, cuando en realidad tiene 49. Este tipo de errores no solo vulneran la dignidad de las víctimas, sino que ponen en duda la seriedad del manejo oficial de la tragedia.
Alicia cuidaba de su nieta todos los días en su trabajo mientras su hija trabajaba. El día de la explosión, le faltaban apenas diez minutos para terminar su jornada, cuando escuchó el estallido. Según los relatos de testigos, cubrió a Azuleth con su cuerpo, protegiéndola del fuego y la onda expansiva.
Las imágenes posteriores la mostraban caminando de rodillas sobre el asfalto, gravemente quemada, aún aferrada a su nieta. El policía capitalino Sergio Ángel Soriano, quien presenció la escena, la ayudó retirando ropa en llamas y trasladó a la menor en motocicleta a un hospital mientras paramédicos asistían a Alicia.
Ambas fueron llevadas primero al Hospital General de Zona 53 del IMSS, y luego Alicia fue trasladada al Hospital Magdalena de las Salinas, especializado en el tratamiento de quemaduras.
El caso de Alicia Matías Teodoro no solo refleja la brutalidad de la tragedia ocurrida en Iztapalapa, sino también la desorganización y falta de precisión en la respuesta oficial.
Mientras la familia enfrenta el angustioso proceso de recuperación y espera por un milagro, la Secretaría de Salud capitalina enfrenta diversas críticas por un error imperdonable que revictimizó a una mujer que lo dio todo por salvar una vida.