Guatemala, 9 de julio de 2025. El Ministerio de Finanzas Públicas (Minfin) anunció la colocación de US$1,500 millones en Bonos del Tesoro en el mercado financiero internacional, para financiar el Presupuesto General 2025. El anuncio fue presentado como un logro técnico, pero detrás se esconde una nueva carga de deuda que comprometerá al país por los próximos 30 años.
Según el propio comunicado del Minfin, el dinero será destinado a proyectos como infraestructura, el programa del adulto mayor, estudios del metro y apoyo agrícola. Sin embargo, el historial de baja ejecución presupuestaria y la opacidad en licitaciones públicas generan dudas sobre el verdadero destino de los fondos.
La operación se dividió en dos tramos:
- US$800 millones a 11 años, con una tasa de interés del 6.25%
- US$700 millones a 30 años, con una tasa de 6.875%
En total, Guatemala se compromete a pagar intereses por más de US$1,000 millones adicionales durante la vida de estos bonos, sin que existan mecanismos de fiscalización claros sobre cómo se usarán los recursos.
La deuda pública ya supera el 30% del PIB, y con esta emisión, el país suma obligaciones que impactarán no solo a esta administración, sino a las siguientes generaciones de guatemaltecos.
Diversos analistas han cuestionado que mientras el gobierno no logra ejecutar el presupuesto ni atender emergencias urgentes —como las provocadas por las lluvias o el colapso de hospitales públicos—, se recurra una vez más a endeudar al país sin mostrar resultados tangibles.
“Emitir deuda es fácil. Lo difícil es demostrar que se invierte bien”, comentó un exministro de Finanzas que pidió no ser citado.
Aunque el gobierno presume haber obtenido condiciones favorables, lo cierto es que los bonos fueron colocados con tasas superiores al 6%, lo que refleja la desconfianza del mercado internacional y encarece el financiamiento para el país.
Este nuevo endeudamiento se suma a una creciente lista de obligaciones asumidas por la administración de Bernardo Arévalo, que en su primer año de gobierno ha preferido recurrir a los mercados internacionales antes que mostrar capacidad real de gestión y transparencia.